La regla de oro.

En toda sociedad hay normas conocidas por todos y que son consideradas básicas y fundamentales. Todos sabemos que no hay que decir mentiras, que no se debe robar y que sin esfuerzo y determinación no se puede conseguir ningún objetivo. Este tipo de principios o axiomas funcionan como reglas generales que se pueden aplicar a todo tipo de circunstancias y épocas. En el lenguaje popular se dice que estos criterios o principios son «reglas de oro».

Si no se cumplen, se generan problemas de todo tipo.

El origen de la expresión se encuentra en la Biblia.

Muchas de las referencias culturales que manejamos a diario tienen como origen las Sagradas Escrituras. Así, en el Sermón de la Montaña incluido en el Evangelio de Mateo, Jesús transmitió un mensaje a toda la humanidad: “hay que tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros”.

Esta propuesta fue catalogada con posterioridad como la regla de oro de la ética cristiana. Si esta máxima se cumple, se evitan conflictos y se favorece el entendimiento entre los seres humanos.

No se trata de un mensaje exclusivamente cristiano, sino que es válido para cualquier tipo de creencias o convicciones, ya sean religiosas o éticas.

En otras palabras, es un principio universal que todos deberíamos tener en cuenta y que es perfectamente compatible con cualquier doctrina o ideología.

En cada contexto hay alguna regla de oro.

– En la esfera económica existen algunos principios incuestionables, como la idea de que no se puede gastar más de lo que uno tiene o que hay que ahorrar una parte de las ganancias.

– En la investigación histórica, todo analista sabe que es necesario consultar las fuentes originarias y que los prejuicios personales no deben interferir en el análisis de los datos.

– En cualquier empresa que se dedique a la venta de un producto no hay que olvidar la importancia de una buena atención al cliente.

– En el ámbito de la política, todo responsable público debería trabajar para el bien común.

– Si alguien quiere aprender un idioma extranjero no puede olvidar que solo se aprende estudiando, con esfuerzo y con dedicación.

– Estos ejemplos ilustran una idea en común: sin el respeto a las reglas de oro se produce una anomalía.

Una incorrecta interpretación.

Si una persona considera que en su casa hay que hacer lo que él manda o que sus opiniones políticas son las únicas válidas y considera que tales criterios son una regla de oro, está cometiendo un error de interpretación.

Las opiniones subjetivas o interesadas no deben confundirse con ninguna regla de oro, ya que únicamente son válidas para uno y no para todos.

Fuente: https://www.importancia.org/regla-de-oro.php 

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