Identidad personal.

¿Qué es la identidad personal? ¿Quién eres? ¿Quién soy? ¿Cómo se construye la identidad que tenemos? 

En la vida, donde la única constante es el cambio, ¿por qué tendemos a creer que nuestra identidad personal, que eso que creemos ser, es inmutable? La ley del cambio parece aplicarse a todo, pero no a nuestra identidad personal. Cuántas veces hemos escuchado expresiones como: “es que él es así”, “las personas no cambian”.

Cuando pensamos en nosotros y en nuestra identidad, quizás barajemos la idea de que siempre hemos sido lo que somos ahora; sin embargo, cuando revisamos viejas conversaciones en nuestro chat de Facebook o WhatsApp nos quedamos atónitos, e incluso avergonzados, de ese viejo yo, “¡cómo era posible que pensáramos y escribiéramos así!”.

La vida nos demuestra, una y otra vez, que nuestra identidad está a merced del cambio; es más, en sí es cambio. Es un constante devenir que se reactualiza de acuerdo con nuestras experiencias vitales, con nuestros aprendizajes y relaciones, con los cambios en nuestras creencias y formas de vivenciar el mundo.

En este artículo nos detendremos a analizar qué es la identidad personal y cómo se construye.

¿Qué es la identidad personal?

La identidad personal se construye a partir de un proceso mediante el que las personas creamos nuestra propia imagen y consolidamos un conjunto de creencias sobre el tipo de persona que somos y las propiedades que nos diferencian de los demás. Esta identidad nos permite responder a la siguiente pregunta existencial: ¿quién soy?

La identidad responde a la pregunta de quién soy.

La identidad es una construcción que nos proporciona un sentido de permanencia y singularidad. La permanencia refiere a lo que somos, siendo en todo momento ese “ser idéntico a sí mismo”. La singularidad nos da la certeza de que somos únicos e irrepetibles, es el punto de referencia sobre el cual nos diferenciamos de los demás.

Existen varios enfoques que definen la identidad personal, entre ellos podemos encontrar:

  • Enfoque psicológico: centra la comprensión de la identidad personal sobre la interacción de diferentes procesos: memoria, pensamiento, creencias y emociones. Para este enfoque, la identidad es una propiedad mental del ser humano. No se puede localizar biológicamente.
  • Enfoque somático: en este enfoque se reconoce que la identidad personal yace en el cuerpo. Es decir, que somos lo que somos gracias al cuerpo que tenemos. Podríamos decir que somos nuestro cuerpo. Este enfoque es más biologicista. La identidad personal se encuentra en la materialidad del cuerpo.
  • Enfoque narrativo: la identidad personal es una narrativa que el sujeto construye para sí mismo y los demás. Así pues, la identidad se alcanza mediante la narración que las personas hacemos de nuestra propia vida. La identidad es una historia mediada por el lenguaje.

Características

La identidad personal tiene varias características:

  • Adaptabilidad: al ser un proceso maleable se puede ajustar a las distintas experiencias que tenemos. Si bien en cierto que cuesta abandonar o cambiar lo que somos, podemos realizar ajustes que nos permitan adaptarnos mejor al entorno.
  • Constancia: es la persistencia que percibimos de nuestra identidad a lo largo del tiempo. Aunque la identidad sea un continuo devenir, es cierto que hay ciertos rasgos que tienden a ser más estables en el tiempo. Estos rasgos representan una utilidad para nosotros y nos proporcionan el fundamento para decir que somos alguien.
  • Coherencia: los rasgos que poseemos, esas características propias que nos dan una identidad, nos sirven como un medio para desplegar nuestros comportamientos en el futuro. Funcionan como un indicador que nos dicen cómo actuar, con el fin de mantener, reforzar y consolidar la identidad que hemos construido. La coherencia nos permite sintonizar lo que somos con lo que hacemos.

La construcción de la identidad personal

La identidad se construye con base en los distintos contextos interactivos, situacionales, sociohistóricos y culturales en los que nos movemos a diario. Para formarse, no solo toma de referencia lo que acontece en nuestro interior, sino que también tienen en cuenta nuestra interacción con el entorno. Su construcción no deviene solo de la realidad subjetiva, también de la realidad social.

En este proceso interactivo, donde nos relacionamos con el mundo social, los otros tienen un rol destacado en la construcción de lo que somos, ya que para que se pueda delimitar nuestra identidad, requerimos de otro que nos reafirme como distinto. Al escindirnos de la realidad social y hacernos un individuo, demarcamos lo que somos, esa identidad que nos configura.

¿Puede haber un yo sin un tú? La existencia de uno depende de la del otro. Yo soy yo, en la medida en que puedo distinguirme de otro y puedo reafirmarme como un individuo diferente y singular, con su propia historia y con su propio bagaje de sentidos e interpretaciones. Mi identidad se construye gracias a la alteridad.

Hombre pensando en cómo cómo manejan el estrés los introvertidosLa identidad se construye a partir de lo que sucede en nuestro interior y en nuestro exterior.

Entonces, la identidad personal se configura mediante la separación y diferenciación entre el yo y los demás. Vamos demarcando un límite entre lo que somos y lo que son los otros.

En este contexto, las experiencias juegan un rol central, puesto que ellas van moldeando nuestra forma de sentir el mundo y de interpretarlo. Con cada una de estas interpretaciones vamos dando forma a nuestra manera peculiar de entendernos y de comprender el mundo. Estas concepciones, formas de sentir, entender y relacionarnos con el contexto sociohistórico van dando lugar a nuestra identidad personal.

Esta construcción es dinámica y paulatina. Empieza en la niñez y se consolida en nuestra adolescencia. Las experiencias que vamos acumulando y los sentidos que le vamos dando van reajustando y consolidando nuestra identidad personal. En ella, con el paso del tiempo, van convergiendo otras identidades como la de género, la sexual, la social, etc. Todo esto en conjunto nos hace ser lo que somos.

Los interrogantes de la identidad.

La identidad personal nos deja más preguntas que respuestas. Es un constructo complejo de definir y de comprender. Así, ¿cómo definir (o sea, ponerle un fin, delimitar), aquello que es un cambio constante? A pesar de su complejidad, es gracias a ella que podemos decir que somos alguien.

Cuando nos vemos en retrospectiva y observamos que éramos distintos en el pasado en comparación con lo que somos ahora, ¿qué nos diferencia? ¿Qué hacía que eso que éramos y que existió en ese entonces fuésemos nosotros? ¿Eso que fuimos y que somos ahora son dos o una sola identidad personal?

Fuente: La Mente es Maravillosa.com