Disonancia cognitiva: la teoría que explica el autoengaño.
Esta situación, descrita por Leon Festinger, se da cuando lo que una persona cree o piensa, no se corresponde con lo que hace, creando así un conflicto interno que debe resolver
La disonancia cognitiva es la tensión y ansiedad que siente una persona cuando lo que hace no se corresponde con lo que piensa o cree. Este conflicto entre las creencias, principios o valores y la conducta puede derivar en un intento de cambio de conducta o bien en un ajuste de las creencias, llegando a darse una situación de autoengaño, para reducir el estrés y malestar que produce la propia disonancia.
Esta teoría fue propuesta por el psicólogo neoyorkino Leon Festinger, para explicar cómo las personas tratan, ante situaciones de conflicto interno, de ser o, al menos, tratar de sentirse coherentes. La teoría que Festinger desarrolló en 1957 supuso una revolución en el campo de la psicología social y sus aplicaciones. Él señala que en la mente de las personas se pueden distinguir elementos contradictorios.
Ejemplos.
Estos serían algunos ejemplos: una persona piensa que fumar es malo para la salud, mientras fuma; alguien piensa que hay que respetar el código de circulación, pero corre más de lo que las señales le permiten; una persona rechaza la infidelidad como principio y no sabe que no querría sufrirla pero, llegado el caso, la practica; Un individuo para el que comer carne entra en conflicto con sus creencias, pero sin embargo, la come.
Es, precisamente, esta contradicción lo que Festinger denomina disonancia cognitiva y para que esta se de, el asunto debe tener una mínima relevancia. En su opinión, es entonces cuando la persona desarrolla mecanismos para reducirla y evitar los sentimientos negativos que produce. Para poder alinear las creencias con las acciones, debe realizar algún cambio, con el fin de resolver el conflicto que, a su vez, causa sufrimiento.
Modificar la conducta o las creencias.
Cuando sienten la disonancia, las personas pueden hacer casi cualquier cosa con tal de deshacer la tensión, la falta de armonía o la ansiedad que produce. Para ello modificarán su conducta o sus creencias, hasta conseguir que pensamiento y acción queden lo más alineadas posible. La motivación para reducir la disonancia es la tensión psicológica que se siente a causa de la incoherencia.
Lo más habitual es que quien la siente se esfuerce en generar nuevas creencias, hasta lograr que sus ideas y sus acciones encajen entre sí, construyendo de esta forma algún tipo de coherencia interna que reduzca la tensión a la que lleva la incongruencia. También se puede modificar la actitud, para continuar siendo coherente con el pensamiento. Pero, en ocasiones, esto no es posible, por ejemplo, cuando se refiere a situaciones vividas en el pasado.
Consecuencias.
Hay ocasiones en las que al esfuerzo no le sigue la recompensa. Esto provoca una disonancia
El efecto de la disonancia cognitiva es también importante a la hora de tomar decisiones. Cuando una persona realiza un esfuerzo, este supone un coste y, lo habitual, es recibir después un reconocimiento, premio o recompensa. Por ejemplo, la persona que hace el esfuerzo de comer saludable, recibe después, como recompensa, una mejora en la salud y el bienestar. A esto se le llama mentalidad retributiva.
La recompensa recibida tras el esfuerzo es lo que entendemos como éxito. Sin embargo, hay ocasiones en las que al esfuerzo no le sigue la recompensa. Esto es lo que entendemos como fracaso y provoca una disonancia, de la que se puede salir buscando otra recompensa futura: esto me servirá para aprender, la próxima vez irá mejor.
A veces nos importa demasiado lo que los demás piensen de nosotros.
En definitiva, para reducir la disonancia se pueden añadir nuevos elementos cognitivos que den coherencia a nuestra conducta, dar más valor a la creencia que apoye la conducta que llevamos a cabo o negarse a aceptar la disonancia. El autoengaño es una forma de resolver este conflicto, ya que se trata de catalogar una mentira como verdad.
En realidad es como hacerse trampas al solitario, se trata de manipular nuestras propias ideas para que, al menos aparentemente, encajen entre sí o con nuestras acciones. Es la forma fácil de no entrar en contradicción, autoengañarnos con ideas a medida que no son sino una forma de tapar un conflicto que, realmente, no hemos resuelto.
Fuente: La Vanguardia.com