«A veces cuando tiramos la toalla conectamos con nuestro yo interior»
Sandra Ferrer, psicóloga, experta en autoestima y relaciones personales y cofundadora de Programa Mía, da las claves en su libro ‘Querida mía’ para brillar por fin, sacar la mejor versión de una misma y construir relaciones que solo sumen.
Recibimos tanta información y estímulos a lo largo del día que no es de extrañar que al final de este nos sintamos exhaustos. Mientras la vida sigue su curso, ¿es posible que nos estemos olvidando de nosotros mismos y de nuestras necesidades? A veces vamos en piloto automático procurando llegar al máximo posible de tareas del día y no nos paramos a pensar en lo que verdaderamente queremos. Además, el mensaje que llevamos años escuchando de que la mujer puede con todo, a la vez e incluso sin la necesidad de compañía es una misiva que está haciendo mucho daño.
La psicóloga Sandra Ferrer acaba de publicar ‘Querida Mía’ (Aguilar), un libro «amiga», real, descaradamente cotidiano, fresco, sencillo, femenino y humano y cuya lectura se presenta en clave cercana y directa.
Al adentrarse en sus páginas, la lectora tendrá la sensación de tener a la autora en frente, hablándole, mientras toman un café y, gracias a ella, encontrará soluciones a lo que parece lo más complejo del mundo. Se trata de un ‘libro experiencia’, de reflexiones en voz alta y con ejercicios prácticos para que la lectora pueda encontrar las respuestas en ella misma y deje de mostrarse como alguien que realmente no es.
Quería preparar una newsletter semanal para mis seguidoras pero como si fueran reflexiones del día a día mencionando los procesos internos por los que se pasan. Lo hice para que me ayudara a mí pero fue cogiendo forma y empezaron a contestar a esas newsletters, así que finalmente surgió la posibilidad de publicar un libro.
¿Te has inspirado también en vivencias de tus seguidoras y pacientes?
No solo está basado en mí si se tiene en cuenta que todo esto lo he compartido en conversaciones con grupos de mujeres o amigas. Pensé que estaría bien dar también su punto de vista. Digamos que son píldoras de reflexión y sabiduría y es prácticamente imposible no sentirse identificada con ellas.
Me he inspirado en mí pero es un acto de amor hacia otras mujeres. Tanto ‘Programa mía’ como todo lo que relato en el libro son mis quebraderos de cabeza y mis reflexiones y las de todas las personas que nos piden ayuda, pero tiene mucho que ver conmigo.
A veces, lejos de priorizarnos, nos boicoteamos a nosotras mismas. ¿Por qué nos saboteamos?
Creo que muchas veces el miedo hace que pongamos en marcha el mecanismo de defensa y nos da seguridad planear cómo tienen que pasarnos las cosas, cómo tenemos que ser, cómo tienen que se ser incluso los demás… En vez de fluir con lo que la vida nos da, estamos oprimiendo ciertas variantes porque nos hacemos una idea de cómo tienen que salir nuestros planes.
Muchas veces no nos damos el permiso de experimentar las cosas según surgen porque previamente hemos visualizado lo perfectas que nos tienen que salir, y lo mismo pasa con las relaciones. Nos perdemos en ese plan milimetrado porque confiamos en ello pero eso hace que desconectemos de nosotras mismas. En vez de ver cómo nos sentimos, nos enfocamos solo en esa meta.
¿Tanto nos exigimos?
La mujer que se mete en nuestra terapia es una mujer que se ha anclado mucho en el perfeccionismo, en la exigencia… una mujer que tiene un exceso de autosuficiencia. Yo pienso que hay que ablandarse más y dulcificarnos, es decir, permitirnos de nuevo recibir amor, mostrarnos vulnerables… A día de hoy estamos más en el perfil de mujeres que se han hecho a sí mismas en una carrera de fondo con el empoderamiento que han perdido la sabiduría interior y conectar con otras personas por el escudo que han creado, y tengo muchas ganas de que las mujeres hagan las paces con el empoderamiento mal entendido.
No se trata de ser fuerte si no ser una misma con lo que hay: con lo bueno y con lo malo. A todos nos gusta que las cosas salgan bien pero a veces cuando tiramos la toalla es cuando conectamos con nuestro yo interior porque nuestra mente descansa y deja de luchar por algo que resulta complicado. Cuando una mujer llega a decir ‘no necesito conseguirlo a toda costa’ descansa porque se da cuenta de que no es una máquina.
Ese mensaje de empoderamiento del que hablas, ¿se promueve principalmente en las redes sociales?
En Instagram, por ejemplo, hay una oleada por demostrar que se está muy bien solo y que se puede con todo. Quiero romper con este mensaje porque personalmente me ha hecho mucho daño. Yo a veces necesitaba la compañía de familia, amigos y pareja y me fustigaba porque la sociedad se empeñaba a enseñarme a estar sola. Somos seres sociables y necesitamos de los demás también.
¿Cuál es el problema que hay hoy en día entonces?
Hoy en día muchas mujeres no se permiten ser porque creen que tienen que estar esforzándose todo el tiempo y con todo. Alguien, un día, nos dijo que teníamos que tener éxito para ser amadas y esforzarnos mucho en todo porque solas podemos. Pero creo que sienten anhelo por lo que una es, no por lo que una hace. A veces las relaciones de pareja son como las empresas: he hecho esto lo otro y lo otro. Somos muy buenos en nuestro trabajo y lo hemos extrapolado a las relaciones, haciendo todo todo el rato y esperando que nos quieran y nos valoren. Eso nos aleja de nosotras mismas porque en nuestra cabeza seguimos con la idea de ser las mejores en todo.
El trabajo que hacemos en nuestra terapia es devolverles lo que genuinamente son. Veo mucha desconexión entre lo que sienten y lo que hacen. Veo desesperanza porque, por ejemplo, han invertido en construir relaciones que les hagan sentir plenas porque lo han dado todo. Se ha extrapolado el trabajo a las relaciones. Cuanto más cosas haces, más bueno eres. Y eso no es así. En las relaciones no hay que hacer de más, sino de menos. Se preguntan, ‘si yo lo he dado todo, ¿cómo es posible que no salga bien?’. Ha salido mal por eso mismo, porque se han olvidado de sí mismas por querer dar más de lo que ellas realmente quieren.
Fuente: abc.es
