Si nos lamentamos con alguien de que nuestra pareja no tiene amigos, lo más probable es que le resten importancia. “¿Y qué más da? Tener amistades no lo es todo en la vida!”, insisten. Sin embargo, algo en nosotros nos dice que no siempre es lo más recomendable. Al fin y al cabo, disponer de una red social ajena a la propia relación afectiva resulta enriquecedor y gratificante.
Las personas no somos solo la pareja de alguien. Disponer de una familia, compañeros de trabajo y buenos amigos de toda la vida -aunque sean pocos- nos aporta múltiples beneficios psicológicos. De hecho, cuantas más interacciones sociales tenga una persona, más estímulos, aprendizajes y vivencias acumulará. Todo ello se traduce en bienestar psicológico.
La amistad es un pilar en la vida de la persona y una fuente de felicidad para el cerebro humano. Bien es cierto que necesitamos que esos vínculos estén basados en la confianza y que esto a veces falla. Cada cual tiene su rodaje personal en este universo, no hay duda. Tanto es así que llegar a una relación de pareja sin tener ningún amigo es más común de lo que pensamos…
Mi pareja no tiene amigos: ¿a qué se debe?
Si nos lamentamos con alguien de que nuestra pareja no tiene amigos, lo más probable es que le resten importancia. “¿Y qué más da? Tener amistades no lo es todo en la vida!”, insisten. Sin embargo, algo en nosotros nos dice que no siempre es lo más recomendable. Al fin y al cabo, disponer de una red social ajena a la propia relación afectiva resulta enriquecedor y gratificante.
Las personas no somos solo la pareja de alguien. Disponer de una familia, compañeros de trabajo y buenos amigos de toda la vida -aunque sean pocos- nos aporta múltiples beneficios psicológicos. De hecho, cuantas más interacciones sociales tenga una persona, más estímulos, aprendizajes y vivencias acumulará. Todo ello se traduce en bienestar psicológico.
La amistad es un pilar en la vida de la persona y una fuente de felicidad para el cerebro humano. Bien es cierto que necesitamos que esos vínculos estén basados en la confianza y que esto a veces falla. Cada cual tiene su rodaje personal en este universo, no hay duda. Tanto es así que llegar a una relación de pareja sin tener ningún amigo es más común de lo que pensamos…
El hecho de que nuestra pareja no tenga amigos es del todo comprensible. A veces, las distancias o decepciones pueden hacer que se vean en esta situación.
Mi pareja no tiene amigos: causas que pueden explicar esta realidad
A menudo suele decirse que una de las mayores fuentes de problemas en una pareja son los amigos de cada uno. Siempre hay alguien que no nos gusta. También puede darse el caso de que el ser amado priorice en exceso a esas figuras, hasta el punto de descuidarnos. Es decir, por lo general, este ha sido siempre un aspecto que solía traer discrepancias y alguna pequeña discusión.
Sin embargo, los tiempos cambian. Son muchos los informes y encuestas que revelan el hecho de que tanto los millennials como la generación Z son las generaciones más solitarias. Buena parte de ellos declaran no tener amigos. Las relaciones que construyen son más débiles, fluidas y caducan pronto. A ello se le añade también el efecto de la pandemia. Hay quien ha perdido amistades durante este tiempo.
Sea como sea, estamos ante una realidad cada vez más frecuente. Esto, que para algunos puede ser anecdótico, tiene sus consecuencias. De pronto, podemos convertirnos en ese centro de atención y necesidad constante de la otra persona. Asimismo, quien no tiene amigos, a veces, puede no respetar que la pareja los tenga.
No obstante, cabe señalar que en ocasiones carecer de amistades puede no ser un problema, siempre dependerá de la persona, de sus características y circunstancias personales. Lo analizamos.
Es introvertida, con buenas habilidades sociales, pero ha perdido sus amistades.
Los introvertidos suelen definirse por tener pocas amistades, pero por lo general sólidas. Sin embargo, como bien señalábamos, a raíz de la pandemia muchas personas han perdido el trato con muchas figuras cercanas. Es muy común iniciar una relación de pareja con un introvertido y darnos cuenta de que carecen de esos vínculos sociales.
Esto, en la mayoría de los casos, no supone ningún problema. Es muy probable que, en algún momento, trace nuevas amistades.
Personas asociales, que además, no aceptan que tengamos amigos.
Una persona asocial es aquella con nulo interés por participar en interacciones sociales. Se siente incómodo y lo evita a toda costa. Recordemos que este perfil no define ningún trastorno, como lo sería, por ejemplo, el trastorno antisocial de la personalidad. Estamos ante alguien a quien, sencillamente, no lo le agrada la vida social.
No obstante, esto puede derivar en situaciones algo más complejas. A menudo, la persona asocial ve con incomodidad que la pareja disponga de su grupo de amigos, que salga con ellos y tenga un estilo de vida más lúdico, abierto y conectado con las personas.
Está siempre muy ocupada.
Puede que nuestra pareja sea una auténtica workalcoholic. Es decir, una persona adicta al trabajo que apenas deja espacio para otra realidad más que la esfera laboral. Esto ha hecho que, a lo largo del tiempo, haya perdido más de una amistad en vista de ese estilo de vida tan volcado en su profesión.
Tengámoslo en cuenta, si nuestra pareja no tiene amigos y encaja en este perfil, es probable que también nos acabe descuidando a nosotros en algún momento.
Personas que no confían en la amistad después de varias traiciones.
La Universidad de Duisburg-Essen realizó un estudio que nos desveló algo que ya intuíamos. Los jóvenes de ahora echan mano cada vez más de las nuevas tecnologías y redes sociales para hacer amigos. Sucede lo mismo a la hora de buscar pareja. Usar aplicaciones especializadas para estos fines ahorra tiempo.
Sin embargo, también aparecen otros fenómenos: la decepción, el hastío y el desencanto. Parece que ahora las amistades duran cada vez menos, y es común sufrir más de un ghosting (desaparecer sin decir nada) y alguna traición. Esto refuerza la idea de que “se está mejor solo y sin amigos”.
Hay personas que carecen de amistades porque han priorizado durante toda su vida a su familia.
Cuando la familia lo es todo.
A veces, cuando nuestra pareja no tiene amigos, vale la pena situar la mirada en la familia. Hay escenarios familiares tóxicos y absorbentes que invalidan a sus integrantes. Tener un padre o una madre narcisista, por ejemplo, puede hacer que el hijo nunca pueda consolidar una buena amistad. El progenitor la boicotea de todas las maneras posibles.
En este caso, también deberíamos estar alerta. Porque si la familia ha logrado que nuestra pareja carezca de amigos, es probable que se las ingenie para alejar a esa persona de la que el hijo o la hija se ha enamorado…
Para concluir, siempre que conozcamos a alguien que carece de amigos, hay una historia detrás que lo explica.
Fuente: La Mente es Maravillosa.