“Te quiero feliz” es el título del nuevo libro del papa Francisco, editado por Libreria Pienogiorno en colaboración con Libreria Editrice Vaticana, y que se ponía a la venta ayer, 16 de noviembre. Se trata de un nuevo manifiesto en el que Jorge Mario Bergoglio habla sobre la autorrealización como clave para la felicidad, y en el que suma a sus palabras otras de libros y películas que han tocado su corazón, entre los que se incluyen autores como Borges, Tolkien, Fellini o San Agustín.
1. Lee dentro de ti
“Nuestra vida es el libro más preciado que nos ha sido entregado, y en ese mismo libro encontramos lo que en vano buscamos por otros caminos. San Agustín entendió esto: ‘Vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad’. Esta es la invitación que quiero hacer a todos y que también me hago a mí mismo. Lee tu vida. Lee dentro de ti, cómo ha sido tu viaje. con serenidad Vuelve a ti mismo”.
2. Recuerda que eres único
“Cada uno de nosotros está y está en el mundo para sentirse amado en su singularidad y para amar a los demás como nadie puede hacerlo por él. No vives sentado en el banquillo haciendo la reserva ajena. No, cada uno es único a los ojos de Dios, así que no te dejes ‘homologar’: no estamos hechos en serie, somos únicos, somos libres, y estamos en el mundo para vivir una historia de amor, del amor de Dios, de abrazar la audacia de las opciones fuertes, de aventurarse en el maravilloso riesgo de amar”.
3. ¡Resalta tu belleza!
“No la que está de acuerdo con las modas del mundo, sino la real. La belleza de la que hablo no es la que se repliega sobre sí misma, como Narciso que, enamorándose de su propia imagen, acabó ahogándose en el lago donde se reflejaba. Y ni siquiera la que hace las paces con el mal, como Dorian Gray que, una vez terminado el hechizo, se encontró con el rostro desfigurado. Hablo de la belleza que nunca se desvanece porque es un reflejo de la belleza divina: nuestro Dios es inseparablemente bueno, verdadero y hermoso. Y la belleza es una de las vías privilegiadas para llegar a él”.
4. Aprende a reírte de ti mismo
“Los narcisistas se miran al espejo todo el tiempo… Te recomiendo que te mires al espejo de vez en cuando y te rías de ti mismo. Reírse de sí mismo. Te hará bien”.
5. Vive una sana inquietud, en tus deseos y resoluciones
“Esa inquietud que siempre te empuja a caminar, nunca a sentirte ‘realizado’. No te aísles del mundo encerrándote en tu habitación, como un Peter Pan que no quiere crecer, pero sé siempre abierto y valiente”.
6. Aprende a perdonar
“Toda persona sabe que no siempre es el padre o la madre que debe ser, el esposo o la esposa, el hermano o la hermana, el amigo que debe ser. Todos estamos ‘en déficit’ en la vida. Y todos necesitamos misericordia. Recuerda que necesitas perdonar, necesitas perdón, necesitas paciencia. Y recuerda que Dios siempre te precede y te perdona primero”.
7. Aprende a leer la tristeza
“En nuestro tiempo se considera sólo un mal que hay que evitar a toda costa, y en cambio puede ser una indispensable señal de alarma, que invita a explorar paisajes más ricos y fértiles que la fugacidad y el escapismo no permiten. A veces la tristeza funciona como un semáforo, nos dice: está en rojo, ¡para! Bienvenida, sería mucho más grave no sentir este sentimiento”.
8. Sueña en grande
“No te conformes con lo que se debe. El Señor no quiere que estrechemos nuestros horizontes, no nos quiere estacionados al margen de la vida, sino corriendo hacia metas altas, con alegría y audacia. No estamos hechos para soñar solo con vacaciones o fines de semana, sino para cumplir los sueños de Dios en este mundo. Él nos hizo capaces de soñar para abrazar la belleza de la vida”.
9. No hagas caso a los que venden ilusiones
“Una cosa es soñar y otra muy distinta hacerse ilusiones. Cualquiera que hable de sueños y venda ilusiones es un manipulador de la felicidad. Fuimos creados para mayor alegría”.
10. Sé revolucionario, ve contra la corriente
“En la cultura de lo provisional, de lo relativo, muchos predican que lo importante es ‘disfrutar’ el momento, que no vale la pena comprometerse, tomar decisiones definitivas, porque no se sabe lo que depara el mañana. Os pido que seáis revolucionarios, que os rebeléis contra esta cultura que, en el fondo, cree que sois incapaces de asumir responsabilidades. Ten el coraje de ser feliz”.
11. Toma riesgos, incluso si cometes errores
“No observes la vida desde el balcón. No confundas la felicidad con un sofá. No seas un auto estacionado, deja que los sueños florezcan y toma decisiones. Toma riesgos. No sobrevivas con el alma anestesiada y no mires el mundo como si fueras un turista. ¡Ponerse en contacto! Echa fuera los miedos que te paralizan. ¡Viva! ¡Regálate lo mejor de la vida!”
12. Camina con otros
“Es malo caminar solo. Feo y aburrido. Caminar en comunidad, con amigos, con los que te quieren: esto te ayuda a alcanzar tu meta. Y si te caes, levántate. No tengas miedo a los fracasos, a las caídas. En el arte de caminar, lo importante no es quedarse parado”.
13. Experimenta lo gratis
“Quien no vive la gratuidad fraterna hace de su propia existencia un comercio frenético, midiendo siempre lo que da y lo que recibe a cambio. Dios da gratuitamente, hasta el punto de ayudar incluso a los que no son fieles, y “hace salir su sol sobre malos y buenos” (Mt 5,45). Tenemos la vida gratis, no pagamos por ella. Para que todos podamos dar sin esperar algo. Esto es lo que Jesús dijo a sus discípulos: “Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis” (Mt 10, 8). Y es el sentido de una vida plena”.
14. Ve más allá de la oscuridad
“Esfuérzate por tener ojos brillantes aún en la oscuridad, no dejes de buscar la luz en medio de la oscuridad que muchas veces llevamos en el corazón y vemos a nuestro alrededor. Levantar la vista del suelo, no para escapar, sino para vencer la tentación de tumbarnos en el suelo de nuestros miedos. Este es el peligro: que nuestros miedos nos detengan. Quedarnos encerrados en nuestros pensamientos sintiendo pena por nosotros mismos. Esta es la invitación: ¡mira hacia arriba!”.
15. Recuerda que estás destinado a lo mejor
“Dios quiere lo mejor para nosotros: nos quiere felices. No pone límites y no nos pide intereses. En el signo de Jesús no hay lugar para segundas intenciones, para pretensiones. La alegría que nos deja en el corazón es alegría plena y desinteresada. Nunca es una alegría diluida, y es una alegría que nos renueva”.
Fuente: Vida Nueva Digital